BonziBuddy, la mascota virtual que terminó siendo un virus

Este personaje es un ícono de las mascotas virtuales de principios de los 2000, pero con una historia bastante oscura e interesante.

Contenido: A principios de los años 2000, las computadoras con Windows empezaron a ser parte del día a día en muchos hogares, y con ellas, los asistentes virtuales amigables comenzaron a ganar popularidad, prometiendo hacer nuestra vida digital mucho más fácil.

Uno de los más recordados —aunque no precisamente por las mejores razones— fue BonziBuddy. Este pequeño gorila púrpura aparecía en la pantalla, hablaba, contaba chistes, cantaba e incluso te ayudaba a navegar por internet o a saber la hora. A primera vista, parecía una mezcla entre un juguete interactivo y un asistente virtual para toda la familia. Sin embargo, con el tiempo, su verdadera naturaleza comenzó a revelarse.

Este software, creado por Bonzi Software, escondía prácticas muy cuestionables: recolectaba información personal sin el consentimiento de los usuarios, mostraba publicidad invasiva y ralentizaba los sistemas. Además, desinstalarlo era una tarea complicada, lo que llevó a muchos a pensar que era un virus. Técnicamente, no lo era, pero su comportamiento lo colocó en la categoría de «spyware». BonziBuddy recibió duras críticas de expertos en ciberseguridad. Las empresas de antivirus comenzaron a detectarlo como software malicioso, y finalmente, Bonzi Software fue demandada por violar la privacidad de los usuarios.

En 2004, se ordenó el cierre definitivo del programa. A pesar de todo, BonziBuddy se quedó grabado en la memoria colectiva. Hoy en día, es un meme de internet, una referencia retro y una advertencia sobre cómo algo que parece inofensivo puede convertirse en una amenaza digital. De hecho, es uno de los primeros ejemplos masivos de cómo una “mascota virtual” podía ser utilizada como herramienta de manipulación informática. Actualmente, hay versiones modificadas o recreaciones del Bonzi original que circulan como chistes entre usuarios nostálgicos… pero cuidado: muchas veces también traen malware. El caso de BonziBuddy es un claro ejemplo de cómo la confianza del usuario puede ser explotada, y cómo las interfaces amigables pueden ocultar intenciones poco claras.

Entradas relacionadas